Miguel Cabrera logró ayer alzarse con la Triple Corona del béisbol alcanzando el liderato de cuadrangulares, remolcadas y promedio de bateo, y convirtiéndose en el primero en hacerlo desde que Carl Yastrzemski lo lograse en 1967. Sin dudas éste es un hecho de gran relevancia si observamos que la mayorÃa de los jugadores de poder de la actualidad se caracterizan por acumular una gran cantidad de ponches, lo que les impide convertirse en bateadores trecentistas.
Por su parte Mike Trout, culminó con una de las mejores campañas para novato alguno, convirtiéndose en el primer jugador en conectar más de 30 cuadrangulares y estafar 50 bases en su primer año. De igual forma lideró la liga en victorias por encima del jugador remplazo (WAR) de manera convincente a pesar de haber entrado a finales de Abril a juego.
Pero la grandeza de lo alcanzado por ambos jugadores  ha tomado un segundo plano ante el debate de quién debe ganar el Jugador Más Valioso de la Liga Américana. Por un lado se encuentran los tradicionalistas quienes estiman que el dominio ofensivo de Cabrera en las categorÃas de cuadrangulares, remolcadas y promedio de bateo le hace merecedor indiscutible del galardón, mientras que por el otro están los sabermétricos quienes apuntan a estadÃsticas como el WAR para destacar los aportes ofensivos, defensivos y en el corrido de bases por parte de Trout.
Más allá de demostrar quién cuenta con los mejores números o cuál estadÃstica tiene una mayor correlación con las victorias de un equipo, la atención de este artÃculo es dirigida al desenvolvimiento del debate entre ambas partes, ya que la contienda entre ambos bandos parece desenvolverse en base a argumentos subjetivos por un lado, y discriminantes por el otro.
De una parte tenemos a los tradicionalistas que basan sus argumentos en una fijación imperturbable de las tres categorÃas tradicionales, y que se niegan al tratamiento óptico puesto a su disposición por la optometrÃa analÃtica de reciente auge. Por el otro se sitúa uno que otro sabermétrico que se dedica a la tarea de ridiculizar a todo aquel que no concuerde con su concepto supremo de objetividad, enarbolando la bandera del raciocinio pero al mismo tiempo mancillando la pasión del fanático y confundiéndola con ignorancia.
Se podrÃa decir que no hay peor desperdicio que las palabras gastadas en convencer a alguien que no desea ser convencido. Más aún cuando en el proceso de convencimiento se enfrascan las partes en una batalla de fuerza sobre quién es mejor y no sobre que argumento se acerca más a la verdad.
No digo con esto que los tradicionalistas tienen la razón. Soy de los que piensan que estadÃsticas como el RBI y el promedio de bateo viven sus últimos dÃas de practicidad analÃtica y pronto serán los menos los que defiendan sus méritos. Y la razón de esto no es más que el resultado de un mundo analÃtico encaminado cada vez más al cuestionamiento del status quo y la búsqueda de la verdad.
Pero no me malinterpreten, ya que de cierta forma entiendo el punto de los tradicionalistas. El punto de aquellos que entienden que no es posible que la gran campaña de Cabrera pase desapercibida sin galardón alguno. Aquellos que entienden que el premio Hank Aaron no es lo suficientemente representativo para una Triple Corona, a pesar de que es otorgado al mejor jugador ofensivo de la liga. Aquellos que no ven más allá porque entienden que lo justo no necesita espejuelos.
Pero también entiendo a los sabermétricos. Aquellos que ven en Trout a una vÃctima de números subjetivos y desfasados que no reflejan el valor para un equipo y que ven en Cabrera al villano perfecto que se beneficia de resultados afectados por la buenaventura y la casualidad. Aquellos que deciden ver más allá porque lo que algunos consideran justo quizás no sea siempre lo correcto.
Pero a pesar de entender ambos puntos, no puedo hablar en representación de ambas partes y mucho menos tratar de influir en la opinión de uno o del otro. Pero si entiendo que el debate debe ser llevado a un campo de objetividad y respeto. Una objetividad que con el pasar del tiempo se convertirá en la norma, y un respeto que entiendo será la clave para los sabermétricos alcanzar la masificación de la filosofÃa analÃtica que propugnan.
El hecho de que escriba en este blog refleja claramente mi parecer sobre el JMV de la Liga Americana, pero a pesar de mi parcialidad en el debate, no puedo desestimar la hazaña alcanzada por Cabrera y mucho menos su relevancia histórica. Menospreciar la grandeza de este hecho no es más que una osadÃa de quienes quieren convertir esto en la veneración de las estadÃsticas sabermétricas sobre las tradicionales. Y lamentablemente asà no se logra corregir la óptica de quienes pensamos padecen de la falta de objetividad que avasalladoramente queremos imponer.
Francisco Merejo es co-fundador de sabermetrico.com. Puedes seguirlo en twitter en @fcomerejo. Igualmente recuerda seguirnos en @sabermetrico.