Usualmente cuando a un equipo le va muy bien (o muy mal) en una temporada, los analistas tienden a resaltar el record de ganados y perdidos por 1 carrera como argumento para destacar el por qué del éxito o la debacle del equipo. Este es el caso por ejemplo de los equipos Leones del Caracas (LVBP) y Toros del Este (LIDOM) en sus respectivas ligas. En el caso de los Leones, estos se encuentran en la parte inferior de la tabla de posiciones de la Liga Venezolana con un record de 17 ganados y 22 perdidos, el cual acompañan con un pésimo record de 3 y 8 en juegos por una carrera, mientras que con los Toros del Este sucede todo lo contrario en la Liga Dominicana, donde el equipo de la Romana se sitúa en la primera posición de la tabla con un record de 19-14, bien respaldados por una foja de 9-3 en partidos concluidos por la mÃnima.
Cabe preguntarse entonces, si los juegos por una carrera forman parte del éxito de uno y de la mala racha del otro, o si simplemente ha sido parte de una combinación de buena o mala fortuna reflejada en una muestra pequeña de partidos. Quizás la explicación la encontremos detrás de una pobre actuación de los Leones del Caracas en las últimas entradas o en alguna aptitud especial del dirigente de los Toros en momentos de presión. Tal vez sea culpa del bullpen en el caso del Caracas o de una muy buena actuación de los Toros en el famoso “clutchâ€. La verdad es que todas estas dudas las podemos resumir en una sola pregunta: ¿Tienen los buenos equipos de béisbol la habilidad para ganar juegos por una carrera?
Lo primero que debemos analizar es la estructura de un score de un partido. En el béisbol, anotar carreras y prevenir carreras es lo que contribuye a las victorias, pero una no repercute sobre la otra, ya que tanto las oportunidades defensivas como ofensivas de un equipo se desarrollan de forma separada e independiente. El hecho de que un equipo permita muchas o pocas carreras, no afecta directamente a que ese mismo equipo en la ofensiva anote muchas o pocas carreras, por lo que la distribución de cómo se anotan y se permiten dichas carreras a través de una temporada, sin duda alguna repercute en el record de ganados y perdidos de un equipo. Pero, ¿qué tanto influye la distribución de carreras?
Dave Studeman (artÃculo en inglés, Hardball Times, “Ten things about one run gamesâ€) responde a esta pregunta indicando que el promedio de carreras anotadas y permitidas por un equipo es lo que determina principalmente su record de ganados y perdidos, y que la formula pitagórica de Bill James ayuda a explicar el 90% de la varianza en los records de los equipos de Grandes Ligas. La distribución de carreras por su lado, explica Studeman, sólo ayuda a explicar un 1.5% de la varianza desconocida en este caso, por lo que el restante 8.5% desconocido hasta ahora, dependerá de los partidos cerrados, entiéndase los enigmáticos partidos de una carrera de diferencia.
La primera duda que surge con los partidos de 1 carrera de diferencia, es saber si hay equipos más propensos que otros a participar en este tipo de partidos. En el caso de los Toros, su dirigente Dean Treanor es conocido por jugar a la pelota pequeña, por lo que serÃa lógico asumir que los Toros deben contar con la “habilidad†de participar en más partidos de una carrera de diferencia y beneficiarse de este estilo de juego. Aunque efectivamente los Toros son el equipo que en más partidos de una carrera ha participado con 12 hasta la fecha, con una muestra tan pequeña no es estadÃsticamente posible llegar a una conclusión valedera. En este sentido, para este análisis nos permitiremos utilizar partidos de Grandes Ligas.
En la figura 1 podemos observar la tendencia de las últimas 10 temporadas en cuanto a la cantidad de partidos definidos por 1 carrera.
En esta gráfica notamos que la tendencia de la cantidad de partidos por una carrera en la última década se mantiene constante entre un 28% y un 31%, representando esto una diferencia de entre 3 y 4 partidos por equipo entre ambos rangos extremos. La pregunta que cabe hacerse es si esta cantidad es normal o sólo un reflejo del béisbol de nuestros tiempos. Para esto recurrimos a la ponencia de David Smith (Sabr33 Convention, Denver Colorado), en la cual nos describe que desde 1901 hasta el 2002 (periodo previo al utilizado en nuestra muestra) de una cantidad de 157,653 partidos escenificados, 48,307 juegos terminaron por una carrera, lo que corresponde a un porcentaje de un 30.6%, cifra que coincide con el porcentaje obtenido en las últimas 10 temporadas. Para fines simplemente de ilustración, cabe recalcar que 28% de los partidos de los Leones del Caracas han terminado por una carrera, cifra que coincide con el promedio anteriormente establecido, mientras que en el caso de los Toros es de un 36%.
Si los datos anteriormente analizados coinciden con la realidad de la LVBP y de LIDOM, esto querrá decir que un 30% de los partidos sin importar el equipo terminan definidos por una carrera de diferencia. Una cantidad tan significativa de partidos contribuye considerablemente al record de ganados y perdidos de un equipo por lo que cabe preguntarse por qué Studeman sólo atribuye un 8.5% a la varianza del record de juegos ganados y perdidos. La respuesta que brinda Studeman (sin entrar en los detalles técnicos y matemáticos) es que la formula pitagórica de Bill James incluye gran parte de lo que es la varianza por juegos definidos por una carrera, simplemente al cambiarse el exponente de la misma.
Ahora que sabemos qué cantidad de partidos terminan por una carrera, nos adentramos al corazón de nuestra pregunta principal realizada al comienzo de este artÃculo, sobre si determinados equipos tienen la habilidad de ganar más partidos por una carrera que otros. Según Studeman, y confirmado en nuestros datos desde el 2005 hasta el 2011, no existe correlación alguna en el record de partidos de 1 carrera de una temporada a otra, algo que de cierta manera nos sorprende teniendo en cuenta que  managers reconocidos por dirigir la pelota pequeña (como Mike Scioscia y Tony LaRussa), han mantenido un estilo de juego constante durante la década completa y los datos no muestran que sus equipos tengan habilidad alguna en ganar constantemente esta clase de juegos, lo que puede indicar que tal vez, no sea el estilo de dirigir que influya en partidos cerrados.
Pero, si bien es cierto que de una temporada a otra no hay una relación ni positiva ni negativa (correlación cercana a cero) en los records de ganados y perdidos en juegos definidos por 1 carrera, no podemos obviar que hay equipos que se benefician enormemente de ganar esos partidos cerrados, y que muchas veces al final son la diferencia entre clasificar o no. ¿Son estos equipos exitosos porque saben ganar juegos por una carrera, o simplemente corren con suerte en un 30% de sus partidos? Para analizar esto, realizamos un análisis de correlación entre el record de ganados y perdidos en juegos definidos por una carrera y el record general de los equipos en una temporada. El resultado queda reflejado en la Figura 2, la cual refleja datos de las temporadas del 2005 hasta 2011 en Grandes Ligas.
Como vemos, hay una correlación positiva entre el record de ganados y perdidos en partidos definidos por una carrera y el record general en una temporada. Explicado de otra forma, lo que nos indica el gráfico es que los equipos con buenos records de ganados y perdidos en una temporada, tienden a tener un buen record de ganados y perdidos en partidos de una carrera. Para los matemáticamente inclinados, el coeficiente de correlación fue de 0.53, lo que implica una buena consonancia entre los datos.
Luego de comprobar que realmente los equipos con records positivos logran tener buenos records en partidos definidos por una carrera, nos surge la duda de quién fue primero, si la gallina, o el huevo. ¿Será que los equipos con records positivos acumulan esta marca gracias exclusivamente a su record en partidos definidos por 1 carrera, o los equipos buenos tienen marcas positivas en todos los otros tipos de juegos (por 2, por 3, o por múltiples carreras).
La respuesta a esta pregunta la presentamos en la Figura 3, donde hemos realizado un análisis de correlación entre los records de ganados y perdidos por 2 carreras o más y los records generales de ganados y perdidos de una temporada utilizando datos de las temporadas desde el 2005 hasta el 2011.
Aquà nos encontramos con que la respuesta no puede ser más clara, ni contundente. Con un coeficiente de correlación de 0.95, observamos que existe una muy fuerte correlación positiva entre los records de ganados y perdidos por 2 o más carreras y los records generales por temporadas en los equipos de Grandes Ligas. Dicho de otra manera, los buenos equipos tienden a tener un buen record en partidos de 2 o más carreras de diferencia. En el caso que nos ocupa, nos sorprende ver que los Toros del Este cuentan con un record negativo en juegos por dos carreras o más acumulando marca de 10 ganados y 11 perdidos y que los Leones del Caracas jueguen para .500 con 14 ganados y 14 perdidos en este tipo de partidos. No está de más reiterar nuevamente los problemas que puede traer una muestra pequeña como esta, pero estos resultados no dejan de constituir muestras observables que pueden de alguna forma ilustrarnos sobre la realidad de ambos equipos.
En este sentido, cabe recalcar que hasta no se haga un estudio de los juegos de 1 carrera de la Lidom y de LVBP, no podemos determinar que tanto se ajustan estos datos a nuestras ligas, pero sin dudas constituyen un comienzo que pueda servir de base para futuros estudios sobre este tema.
Francisco Merejo es co-fundador de sabermetrico.com. Puedes seguirlo en twitter en @fcomerejo. Igualmente puedes mantenerte al tanto del mundo de la sabermetrÃa en @sabermetrico